reflexión larga sobre ser luz del mundo

Reflexión larga sobre ser luz del mundo. Comparte y medita esta linda historia reflexiva sobre un hombre ciego que lleva una luz encendida de noche. Nos da una bonita lección sobre que aunque nosotros siempre debemos ser luz para todos a nuestro alrededor en todo momento. Muchos pasamos por momentos difíciles, y que bueno ser apoyo, y luz para encontrar el camino, y ver con esperanza nuevas posibilidades y soluciones.

Lucas 8:16
Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz.

Reflexión larga sobre ser luz del mundo

«Reflexión larga sobre ser luz del mundo»

Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.

La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.

Se da cuenta de que es Guido, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:

– ¡Guido, si tú no ves! ¿Qué haces con una lámpara en la mano?

Entonces, el ciego le responde:

– Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevó la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi.

Reflexión:

No sólo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella. Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil. Aunque muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás, a través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, y el resentimiento.

¡Qué hermoso sería sí todos iluminamos los caminos de los demás! Sin fijarnos si lo necesitan o no. Llevar luz y no oscuridad. Si toda la gente encendiera una luz, el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con mayor intensidad…

Todos pasamos por situaciones difíciles a veces, todos sentimos el peso del dolor en determinados momentos de nuestras vidas. Todos sufrimos en algunos momentos, lloramos en otros.

Pero no debemos proyectar nuestro dolor cuando alguien desesperado busca ayuda en nosotros. No debemos exclamar como es costumbre: “La vida es así”, llenos de rencor, llenos de cinismo, apatía, y odio. No debemos.

Al contrario, ayudemos a los demás sembrando esperanza en ese corazón herido. Nuestro dolor es y fue importante, pero se minimiza si ayudamos a otros a soportarlo, si ayudamos a otro a sobrellevarlo.

Demos luz. Tenemos en el alma el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer. Está en nosotros saber usarla. Está en nosotros ser Luz y no permitir que los demás vivan en la oscuridad.

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